jueves, 6 de noviembre de 2014

No solo duelen los golpes - Pamela palenciano en Granada.

         Ayer dije que si todo salia bien escribiría y sí, me toca escribir desde la alegría y el desahogo.

          Todo empezó en mis primeros campas, el debate de esa tarde era sobre feminismo y opresión patriarcal, el tema daba para mucho y siguió en la cena. ¿Por que a nosotras nos “enseñaban” a no ser violadas y no los enseñaban a ellos a no violar? Fue entonces cuando una compañera de Cataluña me habló del no solo duelen los golpes y de Pamela Palenciano.

         Los campas acabaron y en esa vuelta a la realidad busqué el taller, un taller que no esperaba que me calara tan hondo y que me ayudó a no culparme.

         Ayer, por fin, pude ver ese taller en vivo y en directo, desde muy cerca y entre muchas lágrimas que, en su mayoría, eran de emoción y alegría. Un no solo duelen los golpes que me marcará aun más y un abrazo final que nunca olvidaré. Durante todo el “proceso” ha habido personas que han sido verdaderos pilares, y a ella también tenía que darle las gracias. Las palabras dejan una marca mayor, “a cada acción se sigue una reacción” nos decía ayer, y esas reacciones tardan en sanar.

         Ya he hablado de este taller antes, es sencillamente genial, entre el teatro, las bromas y una cruda historia, Pamela explica su pasada experiencia. Esos tacones que nos presentan como escalafón dentro de nuestro crecimiento. La diferente reacción de una niña frente a la regañina de su madre y de su padre, o del alumnado ante una profesora o un profesor. El “te has llevado a la mejor del pueblo” que refleja que parecemos ser un simple premio de feria o el acoso callejero tan difícil de frenar y para el que esta gran mujer nos aconseja sacarnos un moco.

         Demasiada diferencia aprendida por simples estereotipos. Diferencia que nos divide en dos mundos, el rosa y el azul, con reglas y potencialidades diferentes en función de lo que encontremos entre nuestras piernas. Diferencias que dentro de una relación hacen que te creas la propia mentira del “todo va bien”, “todo va a cambiar” o “tras la reconciliación viene lo mejor”. Una realidad a la que combatir día a día desde la pequeña acción o desde la grande si existen los medios necesarios, desde dentro si nos toca, pero desde fuera siempre.

         Un volver a vivir, un abrazo y un nuevo detalle para mi próximo tatuaje :D 




 

2 comentarios:

  1. Una de las mejores maneras de evitar una violación es que una mujer se defienda, y esto se consigue sobre todo reconociendo el derecho a portar armas!

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  2. Yo creo que hay que tener como fin último acabar con toda la opresión que se ejerce en función de género (en este caso) y para ello debemos empezar a educar en igualdad, sin estereotipos o convicciones falsas que generan una división en función del género, fomentando la igualdad en todos los ambitos de la persona y dejando de inculcar y asumir roles estereotipados.

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